La Mexicana Clandestina
El lunes a eso de las 11 de la noche por fin llegamos a casa de nuevo, a Vitoria. Y allí estuve hasta el jueves (5 de mayo):

Me encantó la ciudad, la gente, la compañía, y lo poco de su historia que conocí. Aquí estoy en el monumento a la Batalla de Vitoria:

Estos días en Vitoria fueron los más felices que viví en el viaje, y desde hace mucho tiempo. Con los chavos me sentí como en casa, y ahora extraño muchisimas cosas de allá, a toda esa gente, a mi Mexicana Clandestina!!! y aprovecho ahora para presentar su blog, que con tanto cariño he ayudado a construir, y donde estaremos actualizando con fotos, presentaciones y todo lo que se nos ocurra para promover y seguir con esa lucha.
Y siguiendo con la historia, en esos días fué cuando preparamos los famosos sopes con micheladas:

viví con la música en el corazón:

Me pasearon por la cuidad:

Seguí conociendo gente poca madre, como a Cascabel y a Eli:


Y la última noche que pasé allá un payaso diabólico intentó secuestrarme para no dejarme ir, jajaja:

Allá se quedó una parte de mi corazón... y la promesa de regresar. Y se quedó también el duendecito de la amistad:

Chicos... los extraño muchisimo!!!

Me encantó la ciudad, la gente, la compañía, y lo poco de su historia que conocí. Aquí estoy en el monumento a la Batalla de Vitoria:

Estos días en Vitoria fueron los más felices que viví en el viaje, y desde hace mucho tiempo. Con los chavos me sentí como en casa, y ahora extraño muchisimas cosas de allá, a toda esa gente, a mi Mexicana Clandestina!!! y aprovecho ahora para presentar su blog, que con tanto cariño he ayudado a construir, y donde estaremos actualizando con fotos, presentaciones y todo lo que se nos ocurra para promover y seguir con esa lucha.
Y siguiendo con la historia, en esos días fué cuando preparamos los famosos sopes con micheladas:

viví con la música en el corazón:

Me pasearon por la cuidad:

Seguí conociendo gente poca madre, como a Cascabel y a Eli:


Y la última noche que pasé allá un payaso diabólico intentó secuestrarme para no dejarme ir, jajaja:

Allá se quedó una parte de mi corazón... y la promesa de regresar. Y se quedó también el duendecito de la amistad:

Este es el duende que comparte con nosotros el mismo tramo del camino.
Es el duende al que no le cuesta perdonar ni aceptar consejos y a veces, también reproches.
Es a él a quien confiamos nuestros secretos, así como una parte de nuestro corazón.
Vive cómodamente en los hogares de los humanos, permaneciendo invisible sentado en cualquier parte de la casa a la espera de poder echarnos la mano cuando ésta fuerse necesaria ante cualquier despiste, enfado o pelea.
Chicos... los extraño muchisimo!!!
1 Comments:
ya hasta se me antojo ir que tal.....Habra que organzar un viajecian a la marde patria no????....
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Marian, at 2:27 p. m.
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